2009/09/28

EL MESTER DE JUGLARÍA. LA ÉPICA MEDIEVAL

LOS CANTARES DE GESTA. EL CANTAR DE MÍO CID
1. Introducción.
2. La épica medieval. Características generales.
3. La epopeya castellana. Los cantares perdidos.
4. El Cantar de Mío Cid.
1. Introducción.
Durante la Edad Media se produjo en los reinos cristianos de la Península una literatura épica de la que nos han llegado escasos restos, si nos atenemos a textos estrictamente literarios. Son los llamados cantares de gesta, poesía narrativa en torno a la vida y las hazañas de héroes castellanos o sobre episodios históricos o ficticios de esos siglos. La manifestación más lograda de este género es el Cantar de Mío Cid.
No es fácil precisar el momento histórico en que surge esta poesía. Deyermond señala cuatro etapas situadas entre el siglo V y el siglo XI que pudieron dar pie a textos épicos:
-la conquista de la Península por los visigodos (siglo V),
- los primeros momentos de la oposición a la invasión árabe (siglo XIII),
- la época en que Castilla pugna por independizarse de León (siglo X),
- y los años de la vida del Cid (siglo XI).
En la primera de las etapas señaladas no hay prueba alguna de la existencia de cantos épicos, más probabilidad existe de que surgiesen algunos en los primeros años de la reconquista, aunque tampoco se han hallado evidencia concluyentes, que sin embargo, sí existen en la época de la emancipación de Castilla.
La épica se desarrolló en la Península de manera paralela a la consolidación de Castilla, primero como condado independiente (siglo X), y luego como reino (siglo XI). En esta época la Reconquista está en pleno desarrollo. En el siglo XI, tras la muerte de Almanzor, disminuye el poder musulmán, y al caer Hixam III (1031), se divide el Califato de Córdoba en diferentes reinos de taifas. Todo ello favorece el avance cristiano hacia el sur. Alfonso VI conquista Toledo en 1085. En el siglo XII, las invasiones de almorávides y almohades, procedentes del norte de África, da lugar a nuevos enfrentamientos lo que retrasó la reconquista.
La poesía épica es un fenómeno universal que presenta rasgos comunes en las diferentes épocas históricas y los diversos pueblos en que surge:
- Existe un héroe que ha de alcanzar unos objetivos superando ciertos obtáculos.
- Se tiene muy en cuenta a la divinidad que enaltece al héroe.
- Es fundamental la actividad guerrera, se resaltan los valores viriles y la entereza ante la adversidad, más que las relaciones amorosas u otro tipo de aspectos sociales.
- Hay una base ideológica común entre los personajes y los receptores a los que van dirigidas esas composiciones.
- La justicia se impone siempre y favorece al héroe.
- Son cantos de esperanza y suelen aparecer en pueblos que pasan por fases expansivas.
- El tono del poeta es elevado, serio y moral.
Por otra parte, Deyermond afirma que la "épica surge como consecuencia del espíritu heroico que anima a una colectividad en el período de formación nacional", pues los acontecimientos históricos así nos lo demuestran; si a esto le unimos la curiosidad popular ante las hazañas y noticias de sus héroes, podemos concluir afirmando, junto a Menéndez Pidal, que la épica venía a ser un sustituto de la historiografía, que en la época sólo era conocida en latín, lengua ya fuera del alcance de las personas no cultas. Sin embargo, recordando a Colin Smith, no hemos de olvidar que la épica es literatura, y así hemos de juzgarla, y no historia, por más que algunas obras sigan, grosso modo, los acontecimientos históricos. Los detalles históricos sirven para dar un ambiente de verosimilitud, al que se añaden elementos dramáticos, novelescos... Se trata en definitiva de literaturizar la historia. Esta teoría choca frontalmente con la teoría pidaliana del carácter histórico, sobre todo por lo que se refiere al Mío Cid.
Por lo que respecta a la definición de la épica, Deyermond opina que es una narración histórica en verso (su equivalente en prosa es la saga) y su objeto esencial se ha definido como la persecución del honor a través del riesgo.
El término cantar de gesta, es definido por Menéndez Pidal como relato épico difundido por los juglares, de carácter generalmente heroico y que tenía como objeto la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de la vida nacional que merecieran ser difundidos. La palabra gesta procede de gero>hacer, por tratar de cosas hechas, o sucedidas, y opuestas a las imaginadas propias de la lírica, y segundo que se denominan cantares porque estaban destinados al canto o la recitación y no a la lectura. Siguiendo nuevamente a Deyermond, y teniendo en cuenta las circunstancias de composición y difusión hablaríamos de épica heroica -dirigida a una audiencia popular y compuesta oralmente o por escrito- y épica culta -escrita normalmente en latín, salvo excepciones como el Libro de Aleixandre, y entroncada con la Eneida de Virgilio-. Aparecería primero la heroica oral, luego la escrita y por último la culta. Ambas épicas pueden compartir temas, rasgos formales, e incluso autores, pero se diferenciarían, siempre según Deyermond, en el público a que se dirigen y en la tradición en que los poetas están inmersos.
En cuanto a la difusión, teniendo en cuenta el elevadísimo índice de analfabetismo, debía ser oral y susceptible de ser recitada, pero ¿quienes la componían?. Para Pidal los autores de gran parte de la épica fueron los propios juglares y, aunque gozaban de gran libertad a la hora de componer, respetaban una serie de normas y rasgos propios del género que nos permiten hablar de la escuela del Mester de Juglaría. Además hay que considerar que los textos eran continuamente retocados para adecuar la obra al gusto del auditorio. Este era muy amplio y entre otras cosas condicionaría la lengua empleada en los textos.
Según Menéndez Pidal juglar era todo el que se ganaba la vida actuando ante el público. El término juglar se utiliza por primera vez en España en 1047 y pasó a significar "poeta" en lengua romance. Parece que conjuga la herencia de los antiguos mimi, histriones, thymelici que, hacia el siglo VII se transformaron en los jocularis y adoptaron los hábitos de los scopas o cantores bárbaros, es decir, cantar gestas épicas de la nobleza bárbara, viajando de castillo en castillo.
Desde el siglo XI surge una nueva denominación para designar al poeta más culto y no ejecutante: el trobador. Apareció en el sur de Francia y se sirvió de la lengua de oc como intrumento apropiado para la poesía lírica de las altas clases sociales. Desde la segunda mitad del siglo XIV el juglar quedó relegado al papel de simple músico o al inferior de bufón y el nombre de juglar fue desplazado por el de ministril. El juglar quedó asociado al truhán de mala vida y vagabundo. El segrer era un juglar intermedio exclusivo de la escuela poética gallego-portuguesa. Era superior al juglar, era hidalgo (escudero) y buscaba en la poesía un medio de vida.
3. La epopeya castellana. Los cantares perdidos.
El problema principal, se plantea ante el hecho de que los textos fueron transmitidos, y en muchos casos compuestos, oralmente y de que las copias que conservamos son muy posteriores al texto original. En consecuencia, la etapa previa a lo manuscritos existentes sólo puede ser tratada mediante deducciones basadas en analogías, que por supuesto se ven muy influidas por las propias convicciones del investigador.
Parece evidente que, aparte de su función de informar o divertir al pueblo, los cantares de gesta tuvieron también motivaciones políticas (ofrecían propaganda favorable a un determinado señor, familia o grupo) y a veces económicas (favorecer las donaciones a monasterios o iglesias).
Son dos las vías por las que se tiene constancia de que esos textos perdidos existieron realmente: las crónicas y los romances.
Los cronistas medievales se sirvieron en muchos casos de los cantares de gesta que trataban diversos episodios históricos. La otra fuente, los romances, con frecuencia se basan en el contenido de cantares e incluso reproducen de forma muy aproximada sus versos, lo que ha permitido en alguna ocasión la reconstrucción parcial de algunos cantares.
Actualmente son dos los problemas a los que se enfrenta el investigador:
- Problemas de autoría.
- Problemas de formación y al lugar de origen de la épica.
3.1. Problemas de autoría:
Para solucionar esta problemática se presentan varias soluciones.
a) Tesis individualista:
Defendida por Bédier en su libro "Les legendes épiques". Proclama que no hay obra sin autor y que los textos conservados (Chanson de Roland y Mío Cid) son los primeros escritos. Serían los manuscritos iniciadores del género y sus autores no partirían de ninguna tradición especial. Las canciones se escribirían varios siglos después de los sucesos y sin relación con estos. Habrían sido escritas por un autor concreto, individual, culto -un clérigo probablemente- que los habría redactado tomando como fuentes manuscritos conservados en el monasterio, y que los habría dado a los juglares para su difusión. El afán de componer esas obras sería propagandístico: pretendían airear la existencia en sus monasterios de reliquias pertenecientes a los héroes épicos y animar al pueblo a visitar tales lugares y a dejar limosna. Aunque tuvo gran número de partidarios también tuvo detractores entre los que destacan Lot, que demostró la existencia de ciclos enteros de cantares no vinculados a monasterios, y Dámaso Alonso, que desmontó la teoría con el descubrimiento de la "Nota emilianense" en 1954, que demostraban que 50 años antes de la Chanson de Roland la leyenda ya estaba difundida.
b) Tesis neotradicionalista:
Para Menéndez Pidal, que rechaza las tesis de Bédier, los textos conservados son producto de una tradición anterior de textos perdidos a través de la cual los cantares fueron continuamente retocados y modificados tanto en contenidos como en formas. La mejor forma de demostrar que existió una tradición anterior nos la proporcionan las prosificaciones de cantares que hallamos insertas en las crónicas medievales. Los cantares de gesta son formal e ideológicamente diferentes a las obras latinas antiguas y medievales que los defensores de la teoría anterior presentaban como fuentes. Acepta que toda obra de arte lo es de un autor individual, apartándose en esto de la teoría romántica de la creación colectiva. La poesía épica durante la Edad Media se habría mantenido en estado latente y habría estado sometida a continua transformación. En un principio no existieron textos escritos, sino orales, modificados a su antojo por los juglares y conservados gracias a la tradición. La existencia de esos cantares anteriores al Mío Cid se puede atestiguar por:
- Las prosificaciones incluidas en las crónicas.
- El carácter informativo que tenían los cantares y que exigía que fueran compuestos en fechas cercanas a los sucesos históricos que narran.
- La inserción de una serie de detalles históricos (por ejemplo nombres de personajes secundarios relacionados con el Cid, cuya existencia real está probada), cuyo conocimiento sólo puede proceder del mismo momento temporal en que se produjo el hecho.
Estas ideas pidalianas vinieron a ser confirmadas gracias al descubrimiento, en 1954, de la "Nota emilianense", por Dámaso Alonso. (Breve relato de la derrota de Roncesvalles hallado en el monasterio de San Millán y datado entre 1054 y 1056, antes de la redacción de la versión más conocida de la Chanson de Roland, lo que prueba que existía una tradición épica oral).
c) Tesis ecléctica:
Defendida por Colin Smith, adopta una posición intermedia. Admite con Dámaso Alonso que el Mío Cid no es el primer poema épico que se compuso, dada su perfección, pero cree que el CMC no es fruto de esa tradición oral, sino obra de un autor culto, que se fija en los textos orales. Este hecho intenta demostrarlo teniendo en cuenta la unidad del CMC, la inclusión de elementos cultos y su perfección técnica, que no pueden ser obra de un juglar casi analfabeto. La existencia de fórmulas épicas y recursos de la tradición oral, sólo prueban que el autor se basó en poemas orales anteriores. Rebate asimismo a Pidal por lo que se refiere a los datos históricos diciendo que estos no tienen por qué proceder de épocas cronológicas inmediatas, ya que el autor se pudo basar en documentos notariales que insertaría en su obra para darle verosimilitud. Este autor distinguiría entre dos tipos de épica:
- La de composición y tradición oral, cronológicamente anterior y que tendría unos caracteres similares a los descritos por Pidal.
- La de composición escrita y tradición oral, de la cual sería muestra los cantares de gesta hoy conservados y cuyas características serían muy similares a las expuestas por Bédier para todo el género medieval.
El paso de una épica a otra se daría en Francia alrededor del siglo XI, y en España a principios del XIII, fecha en la que se supone escrito el CMC, y sería producto de un proceso similar al que en el siglo XVI da lugar a la aparición del romancero nuevo.
3. 2. Problemas de formación y de origen de la épica.
a) Origen francés:
Defendida por Gaston Paris y los románticos. Defiende que los cantares de gesta fueron formados mediante la fusión de una serie de baladas o "cantilenas" (poemas épicos breves, que en España serían los romances) que existían con anterioridad. Estas cantilenas estarían hoy perdidas; los romances españoles conservados no serían los que habían dado lugar a los cantares de gesta, sino otros anteriores hoy perdidos. Hoy está definitivamente abandonada.
b) Origen arábigo-andaluz o andalusí:
Defendida por Julián Ribera y Marcos Marín. Parten de la existencia en las crónicas árabes de una serie de restos de leyendas épicas, y a partir de ahí las interpretan como prosificaciones de una poesía épica andaluza popular, actualmente perdida y que sería similar a las que los cronistas castellanos incluyeron en sus obras. Estas crónicas serían conocidas por los cristianos que vivían en Al-Andalus, que las habrían difundido y a la vez creado el motor que impulsó la aparición del género en la Castilla de la época. Así, en la epopeya árabe perdida estaría el origen de los Cantares de gesta castellanos. A esta teoría le ha restado credibilidad la tesis de Pidal y la total ausencia de textos conservados.
Algunos motivos presentes de la épica andalusí en la castellana son:
- el apodo dignificador que se atribuye a los protagonistas.
- la actuación de los mestureros.
- la mujer de alta alcurnia que consuela al cautivo.
- el llanto sobre las cabezas degolladas.
- la técnica realista e histórica.
- la práctica de la tolerancia y el espíritu democratizador.
c) Origen germánico:
Defendida por Pidal. Afirma que cuando los visigodos llegaron a la Península traían consigo una serie de leyendas y cantos heroicos propios (así lo afirma también Tácito). Estos cantos versaban sobre las hazañas de sus antepasados y se mantuvo la tradición tras su asentamiento en la Península. En esta época compondrían nuevas canciones sobre los sucesos del momento y referidas a los nuevos héroes que habrían surgido entonces. San Isidoro (siglo XII) atestigua esta tradición cuando aconseja que en la educación de los jóvenes se incluyan los conocimientos de los "carmina maiorum" y no simples y torpes canciones amatorias. La épica se continuó cultivando entre los visigodos hasta la llegada de los árabes y daría origen a la aparición de las posteriores manifestaciones castellanas del género; prueba de ello son los temas que, pertenecientes a la época visigoda, se mantienen en la épica castellana posterior, como pueden ser los cantares castellanos sobre la pérdida de España, que hoy se conservan en las prosificaciones y que marcan la unión entre la épica visigoda y la castellana (ciclo de Don Rodrigo).
En conclusión, Valbuena Prat considera que pudo haber un origen gótico que explica la génesis de nuestra epopeya; un influjo directo de formas, de detalles y de nombres a través de los árabes; y un desarrollo netamente español que, al llegar a los comienzos del siglo XII recoge en métrica, en minucias y en asuntos, los elementos de la chanson de geste francesas.
3.3. Singularidad de la epopeya castellana.
Siguiendo las teorías de Menéndez Pidal, que intenta abonar su teoría de la tradicionalidad, la épica española tendría unas características determinadas. Hoy en día toda la crítica admite las características de irregularidad y de asonancia, opuestas a la regularidad y consonancia francesas, que, no obstante habría pasado por una etapa de irregularidad. Sin embargo estas características no son propias de la poesía primitiva castellana, sino que se observan también en la anglonormanda, norteitaliana... Otra característica difícil de rebatir sería la capacidad de renovación de nuestra épica que, al contrario que la francesa, ha sido refundida una y otra vez en los más diversos géneros. Hoy en día María Luisa Meneguetti intenta demostrar la singularidad de la épica hispánica basándose en la existencia de un marcado carácter antifrancés en nuestra épica, que se manifiesta no sólo en detalles menores (origen francés de personajes traidores), sino en textos enteros como la leyenda de Bernardo del Carpio. Esta reacción antifrancesa se habría dado a comienzos del siglo XII, con la recuperación del estilo mozárabe frente al románico.
a) Características de la épica castellana:
Siguiendo a Pidal, las características generales de la épica castellana serían las siguientes:
- Anonimia:
Sería una épica hecha por autores que rechazan el individualismo y que en consecuencia no firman sus obras, sino que las entregan a la colectividad para que las completen o modifiquen como crean conveniente.
- Realismo versus historicismo:
Sería una épica compuesta en fechas cercanas a los hechos históricos que narran, por lo que conservan datos históricos al lado de los novelescos, pero evitando los episodios fantásticos tan frecuentes en la épica francesa. Colin Smith, tras admitir el carácter historicista de la épica castellana, afirma que los datos históricos se introducen con el único fin de dar verosimilitud artística al texto, y no por el hecho de haber sido escritos en fechas cercanas a los hechos.
- Tradicionalismo:
Los temas tratados han perdurado en el tiempo y sobrepasado las fronteras de la época medieval hasta crear una corriente de nuestra literatura nacional, recogida, fundamentalmente, en el Romancero y en el teatro del Siglo de Oro.
b) Características formales:
Por otra parte, se han señalado los siguientes rasgos formales:
- Rima asonante, opuesta a la consonante francesa.
- Metro irregular, dividido en dos hemistiquios con un número variable de sílabas. Estos dos rasgos demostrarían el carácter arcaico de la epopeya española, que se evidencia también en el uso de la "e paragógica".
- Empleo de fórmulas orales, son una serie de recursos o clichés lingüísticos, que facilitarían la composición y transmisión orales de una obra; los más frecuentes son
- Epítetos: el buen campeador, el de la barba bellida, el que en buen hora ciñó espada.
- Fórmulas de la voz narradora: Empleadas por el autor para dirigirse a su público con diversos fines (llamar la atención, expresar su opinión de los hechos...).
El hecho de que se introdujeran fórmulas orales no demuestra que se realizaran oralmente, sino que se pudo introducir a propósito en obras escritas para imitar los cantares de composición oral.
3.4. Gestas castellanas.
Son pocos los cantares de gesta conservados (8.000 versos en España, 1 millón en Francia), sin embargo, sabemos de muchos desaparecidos a través de las crónicas. Las causas a que se atribuye esta ausencia de textos son las siguientes:
1º.- Pérdida de manuscritos. En España las copias eran para uso de juglares y en Francia iban destinadas a lectores privados y bibliotecas.
2º.- Las copias en España se debían hacer exclusivamente con fines prácticos, que podían ser, según Deyermond, propagandísticos o para proveer de material a los cronistas -Alfonso X y su Estoria de España-, al igual que sucedió en la lírica tradicional.
Resumiendo, el conjunto de cantares de gesta castellanos de cuya existencia se tiene noticia, atendiendo a su temática, tal y como ha hecho Deyermond son:
a) Ciclo sobre la pérdida de España. Cantar de Rodrigo (ciclo de don Rodrigo).
b) De ciclo carolingio. Cantar de Roncesvalles, Cantar de Bernardo del Carpio.
c) De tema castellano. (ciclo de los Condes de Castilla) Cantar de Fernán González; Cantar de los siete infantes de Lara; Romanz del infant García; Cantar de la condesa traidora; Gesta de Ramiro y García, hijos de Sancho el Mayor; Cantar del cerco de Zamora; Cantar de la Jura de Santa Gadea; Cantar de Mío Cid; Cantar de las Mocedades de Rodrigo.
Este ciclo se caracteriza por los siguientes rasgos comunes:
- Fondo histórico: Fuerte vinculación de las gestas al culto que recibían los sepulcros de los protagonistas en iglesias y monasterios.
- Deseo de venganza como móvil central de la acción.
- Decisivo papel de las mujeres en la trama argumental.
d) Otros temas. Gesta del Abad don Juan de Montemayor; Cantar de la mora Zaida. Habría luego que referirse al Poema de Alfonso XI, del que se duda si adscribirlo a la corriente de clerecía o de juglaría y a la Campana de Huesca, incluido en la épica catalana.
3.5. Etapas de la épica castellana.
Los estudiosos, siguiendo a Pidal, han reconocido tradicionalmente cuatro etapas:
a) Período de formación:
Duraría desde los orígenes -en torno al siglo X- hasta 1140. Serían cantares breves -500 ó 600 versos- y versarían sobre los temas de Rodrigo, Fernán González, el infant García... Al final de este período empezaría a influir la épica francesa. (Cantar del rey Rodrigo y de la pérdida de España; Gesta de Ramiro y García, hijos de Sancho el Mayor; Cantar del rey don Fernando; Cantar de Sancho II y el ciclo de los condes de Castilla: Poema de Fernán González, La condesa traidora, Los siete infantes de Lara, Romance del infant García).
b) Período de florecimiento o plenitud.
Desde 1140 hasta 1236, fecha en que se supone redactado el Chronicon Mundi, que ya utiliza los cantares de gesta como fuentes históricas. Los cantares se hacen más extensos por influencia francesa, se complica y depura la acción y la técnica, se usan recursos para atraer el interés del auditorio, se sigue un plan establecido en la descripción de batallas y plegarias. En resumen, los hechos insignificantes de los anteriores cantares se amplifican. (Mainete, Cantar de Roncesvalles, La peregrinación del rey Luis de Francia, Bernardo del Carpio).
c) Etapa de prosificaciones.
Desde 1236 hasta mediados del XIV. Se utilizan los cantares como fuentes históricas y se incluyen prosificados en las diversas crónicas que se escriben en la época. Hay también un proceso de refundición de los poemas antiguos y de adaptación de gestas francesas.
d) Etapa de decadencia.
Hasta mediados del siglo XV. Los cantares crecen desmesuradamente e introducen nuevas corrientes poéticas que utilizan un lenguaje más retórico. Aumentan los episodios fantásticos, crecen los aspectos dramáticos del relato y se tiende a ensalzar desmesuradamente al héroe. Posteriormente los cantares se fragmentarán a base de seleccionar los trozos que más gustan al auditorio y se recitan sueltos, aislados del contexto. Es el nacimiento de los romances.
4. El Cantar de Mío Cid.
El Cantar de Mío Cid se conserva en un solo manuscrito, cuyo códice del siglo XIV se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. El manuscrito estuvo perdido durante mucho tiempo, y fue publicado en forma impresa por primera vez por Tomás Antonio Sánchez en 1779. Es considerado por todos los críticos como una de las obras más importantes de la literatura española. Se conservan 3730 versos. El manuscrito debía de seguir a otro perdido, probablemente de 1207, copiado por Per Abbat, tal como indica el colofón.
4.1. El autor.
Ramón Menéndez Pidal, fiel a su teoría neotradicionalita, vincula el origen estamental del autor del Cantar de Mío Cid al mundo de la juglaría. La versión definitiva del cantar sería el resultado de la actividad refundidora de dos poetas juglares. La primera versión, muy próxima a los hechos que narra, sería fruto de un juglar de San Esteban de Gormaz; los hechos narrados en el primer cantar serían los más históricos. Un segundo juglar, de tierra de Medinaceli, ya más alejado de los sucesos históricos, introduce adiciones novelescas.
Los defensores de la teoría individualista buscarán la identidad del autor del Cantar de Mío Cid en el estamento de los clérigos. El “explicit” final, “Per Abad le escribió”, se interpretará en un sentido restringido, dándole al significante “escribió” la acepción de “componer”. El autor sería un hombre de la iglesia. Colin Smith, defensor también del individualismo, dice que el autor no sería un hombre de la iglesia, sino un laico, perito en leyes. Este autor se habría formado en alguno de los centros universitarios franceses (Montpellier, Orleans o París), lo que explicaría ciertas influencias francesas en el cantar.
4.2. Composición.
Para la escuela tradicionalista, los primeros elementos serían breves “cantos noticieros”, de naturaleza histórico-popular, que empezarían a gestarse ya en la vida del Cid. Poco después de la muerte de Rodrigo Díaz (1096), estos cantos cristalizarían, en torno a 1105, en la primera versión. Desde 1105 hasta 1140, esta materia cidiana se tradicionaliza, vive en variantes, y en 1140, según Pidal, se configura la versión definitiva del Cantar de Mío Cid, copiada en el códice del XIV por el amanuense Per Abad.
Los partidarios del oralismo, suponen que la materia cidiana habría vivido en constantes variantes en boca de juglares, quienes sólo aprenderían unas fórmulas, a partir de las cuales improvisarían su recitado. La versión que ha llegado hasta nosotros sería el resultado de la recitación de un juglar oralista a un escribano. El individualismo, explica el Cantar de Mío Cid como fruto de la actividad de un individuo, que con amplia y extensa cultura supo dar vida a unos materiales que él conoce a través de una documentación de carácter histórico.
4.3. Fecha de composición.
Menéndez Pidal asigna la fecha de 1140 basándose en la interpretación de los versos 3724-25 hoy los reyes de España sos parientes son / a todos alcanza ondra por el que en buena ora nació. Pidal interpreta estos versos como la significación de que el poema fue compuesto en el tiempo en que los descendientes del Cid llegan a ser reyes; e identifica esta situación con el año 1140, cuando Blanca, biznieta del Cid, se casa con Sancho, hijo de Alfonso VII, rey de Castilla y de León. Otros muchos críticos se inclinan por la fecha que aparece en el “explicit” final «Per Abbat le escribió en el mes de mayo / en era de mil e CC XLV años» [1245 - 38 = 1207]. El Cantar de Mío Cid habría sido compuesto entonces a finales del XII o principios del XIII.
4.4. Estructura externa.
Para Pidal y otros críticos, el texto estaría dividido en tres partes, «Cantar del destierro» (vv. 1-1086), «Cantar de las bodas» (vv. 1087-2277), y «Cantar de la afrenta de Corpes» (2278-3730). La clave estructural para esta división la ofrecen los versos 1085 (aquí conpieça la gesta de mío Cid el de Bivar) y 2275-76 (Las coplas deste cantar aquí van acabando / el Criador vos vala con todos los sos santos).
En estos tres cantares se entrelazan dos tramas principales, como destaca Ian Michael . La primera parte comenta el tema del deshonor moral y político del Cid ocasionado por el destierro injusto, y la rehabilitación gradual del héroe gracias a sus propios esfuerzos, que culminan en la reivindicación total de su honor, juntamente con la conquista de Valencia y con la consecución del indulto real. La segunda parte comienza antes del final de la primera, cuando los infantes de Carrión deciden casarse con las hijas del Cid; en esta segunda parte el Cid sufrirá el descrédito personal y familiar derivado de la afrenta hecha a sus hijas.
Sin embargo, el rey participará en el deshonor por su insistencia en que se casen los infantes con las hijas del Cid, y es el rey quien tiene que enderezar el entuerto por medio de un tribunal ante el cual el Cid logrará obtener reparación. La carrera del Cid llega a su culmen con los nuevos matrimonios de sus hijas con los príncipes herederos de Aragón y Navarra.
Otra posible división la ofrece Richtofen quien considera que el segundo cantar es la base de la obra y está escrito con anterioridad al primero. El autor empieza in medias res con un poema corto que incorpora un desenlace. En él se produce su mayor éxito militar con la toma de Valencia y en esta segunda parte encontramos un encabezamiento que correspondería al principio de la obra (verso 1085: Aqui's compieça la gesta de Mio Çid el de Bivar) y un final (versos 2276-2277: Las coplas d'este cantar aqui's van acabando / ¡El Criador vos vala con todos los sos sanctos!).
Garci-Gómez divide el poema en dos partes:
- la primera abarca hasta el verso 2277.
- la segunda coincide con el tercer cantar.
A la primera le correspondería la acción bélica, frente a la segunda donde esta queda desplazada por los hechos que atañen a la intimidad de los personajes, por lo que lo afectivo pasa a primer plano.
4.5. Características métricas.
El verso del Cantar de Mío Cid, o “verso épico”, similar al del Cantar de Roncesvalles, tiene como características métricas el anisosilabismo, es decir, sin medida fija (entre 10 y 20 sílabas), y la división interna en hemistiquios, también con un número irregular de sílabas. Estos versos no se agrupan en estrofas definidas; los metros se agrupan en series irregulares de versos con rimas asonantadas (sonidos vocálicos). Estos conjuntos reciben el nombre de “tiradas”. La extensión de estas agrupaciones es muy variable. Las hay de tres versos, mientras que otras sobrepasan los cien.
4.6. Estructura interna. Los temas del Cantar.
Los principales hechos históricos que no refleja el Cantar se refieren al hecho de que el Cid sirvió al rey moro de Valencia, al lado del cual luchó contra los cristianos y en particular contra Alfonso VI. Tampoco alude a su segundo destierro, sino que sólo habla de uno. La lucha por la reconquista, por los ideales nacionales aparecen en primer plano. El Cid Campeador sintetiza el valor caballeresco del momento. Su arrojo, la inquebrantable fidelidad hacia el Rey, su espíritu democrático y ecuánime para los vasallos, su hondo sentimiento religioso, su amor por la familia, el elevado concepto del honor, todos son virtudes que adornan al verdadero caballero de su tiempo.
Al mismo tiempo el Poema del Cid es un testimonio de los valores sociales y políticos de la Edad Media española. En el Cantar se observa un rasgo muy específico de la epopeya castellana. Sus héroes no están ligados a lo sobrenatural; no son semidioses, ni tienen poderes especiales. Rodrigo Díaz de Vivar es un hombre con todos los atributos de un ser humano, que tiene su familia y lucha por ella, además se gana el pan de cada día en el campo de batalla. El interés que despertó su figura viene dado, según Deyermond, no sólo por su carácter guerrero sino porque era representante de una nueva clase social, la baja nobleza castellana, que subía puestos en el escalafón social; eran hombres que se pusieron al lado del rey Sancho y que tendían en poca estima a la nobleza leonesa y a la alta nobleza castellana. Tales hechos quedan reflejados en la procedencia leonesa de los infantes de Carrión y en la procedencia de García Ordóñez, que pertenecía a la alta nobleza castellana. Todos los autores coinciden en señalar que el cantar participa en lo que han llamado el "espíritu de frontera", o la capacidad de mejorar en la situación social mediante el propio esfuerzo. No es de extrañar que se mitificara su figura como ideal de lo que el pueblo deseaba para sí. Todo esto se observa a la perfección si se repasan los temas del Cantar.
a) El honor.
Como destacan Gustavo Correa y Pedro Salinas, es el tema principal del poema, y aquel que genera todo el argumento: la recuperación de la honra que Mío Cid había perdido ante los ojos del Rey por causa de sus enemigos de la corte. Por tanto, todo el poema no será más que el intento de transformar la ira regia en gratia regia. Al final de la obra, el honor del Cid quedará restablecido hasta el punto de que llegará a emparentar con las familias reales de Navarra y Aragón, gracias a las segundas bodas de sus hijas. En la obra, el honor del Cid se ve atacado por dos elementos:
- los enemigos de la corte atacan su honor político, provocando la ira regia. El Cid consigue rehabilitarse por medio de sus conquistas militares y de su continuo vasallaje al rey.
- los enemigos de la corte han fallado en el hundimiento del honor político del Cid, e intentan atacar su honor familiar con la afrenta de Corpes.
Ante este nuevo ataque, el Cid no responde con violencia, como cabría esperar, sino que sigue los cauces de la reclamación jurídica ante las cortes presididas por el rey. Es en esas cortes donde el Cid recibe una compensación económica, pero también moral, ya que los enemigos son vencidos en duelo y doña Elvira y doña Sol vuelven a casar con hombres de mucha mayor jerarquía social.
b) La relación señor-vasallo.
Otro tema que encontramos en la obra es el reflejo de la sociedad feudal y, en concreto, de la relación de dependencia entre los vasallos y su señor. El Cid tiene sus propios vasallos, y ejerce sobre ellos un poder que nunca es injusto, puesto que el autor del poema pretende mostrarnos al héroe como una acumulación de virtudes, tanto en la guerra como en la vida cortesana. Por otra parte, el Cid se ve sometido a la relación de vasallaje respecto al rey. La actitud de Rodrigo ante Alfonso es de continuo respeto: pese a ser desterrado no considera en ningún momento que se haya roto la relación de vasallaje. Ese será el motivo de que en alguna ocasión no quiera luchar contra él y de que le envíe, por medio de Minaya, una parte del botín de guerra.
c) La religiosidad.
El tema religioso no está tratado en la obra con demasiada profundidad. En muchos casos es una simple referencia. Dios, la Virgen, los santos están en el Poema de Mío Cid como un último recurso al que acude el héroe cuando busca ayuda o protección en su difícil vida. El fondo religioso del poema se corresponde con la religiosidad propia de la Edad Media: la relación entre el hombre y Dios aparece establecida en cualquier aspecto de la vida, y la Iglesia es la institución presente entre los hombres y Dios; por eso, sus manifestaciones visibles (monasterios, iglesias, etc...) y sus sacerdotes (Abad, obispo don Jerónimo) se muestran en el poema como testimonio de esa concepción del mundo. El autor sitúa al Cid y a los suyos bajo la protección de Dios, entendiendo así que ellos cumplen una misión querida por el Creador y que, por tanto, habrá de ser recompensada al final. Por último, habría que señalar cómo el héroe no recibe nunca la ayuda directa de Dios para no romper la verosimilitud, estrictamente humana, de sus hazañas.
d) El tema jurídico.
Una cierta concepción jurídica, subrayada por Colin Smith, aparece presente desde el comienzo del poema: el rey ha desterrado al Cid y confiscado sus bienes amparándose en una ley visigoda: la ira regia. El Cid no ha tenido la posibilidad de defenderse, y sólo llegará a ser perdonado gracias a su heroica conducta y a haber mantenido la relación de vasallaje. Pero es en la segunda caída del honor del héroe donde mejor se desarrolla este bloque temático. La recuperación del honor familiar perdido se producirá de acuerdo con dos sistemas jurídicos:
- uno moderno: sometimiento a las leyes escritas que se aplicarán en los tribunales (las cortes del final del poema).
- el antiguo visigodo: el "juicio de Dios", que aparece en el poema en los duelos del final.
Durante toda la obra, el autor defenderá un sistema legal moderno, basado en las leyes escritas y no en el simple capricho de los reyes. Ese sistema moderno será el elegido por el Cid para restablecer su honor familiar.
4.6. El estilo épico.
Un componente fundamental del estilo épico son las fórmulas. Se trata de sintagmas que aparecen en la obra dos o más veces y tienden a ajustarse a un hemistiquio o a todo un verso. Entre las fórmulas destaca el epíteto épico, una constante en la epopeya desde Homero. Los más numerosos son los aplicados al Cid, otros son aplicados al rey, a las ciudades, etc.
Otro rasgo típico del estilo épico es la libertad en el uso de los tiempos verbales. Alternan con frecuencia el pretérito perfecto simple y el imperfecto y ambos con el presente. Estas alternancias están motivadas en ocasiones, por el sistema métrico (la rima o la distribución de acentos), pero en otras muchas responden a propósitos estilísticos, como la búsqueda de variedad.

1 comentario:

  1. PODRÍAS COLOCAR BIBLIOGRAFÍA?? ESTOY HACIENDO UN TEMA DE OPOSICIÓN Y ME PARECEN MUY INTERESANTES LOS DATOS DEL FOCO DIFUSOR ÁRABE O ARABIGOANDALUZ. GRACIAS.

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